Los aisladores sísmicos son herramientas de avanzada tecnología que protegen determinadas estructuras de los daños que causan los sismos. A través de este sistema de aislamiento se separa del suelo la base de la edificación, permitiendo que esta actúe de forma flexible ante los movimientos de la tierra.
Para lograr esta separación, se colocan de forma estratégica distintos dispositivos sísmicos llamados ‘aisladores’. Estos dispositivos desempeñan un papel fundamental durante la acción de un terremoto, ya que tienen la capacidad de reducir la energía que se transmite a la estructura para evitar que se vea afectada.
El uso de dispositivos eficaces capaces de disipar la energía asegura que otros elementos estructurales no sufran daños significativos. Una forma adecuada de proporcionar seguridad a una estructura es combinando aislamiento sísmico y disipación de energía.
Funcionamiento de los aisladores sísmicos
Gracias a la flexibilidad de sus capas de acero y caucho, la estructura consigue deformarse de lado a lado durante el sismo. De esta forma, separa y absorbe la energía que produce el sismo de la edificación, llegando a reducir la vibración hasta en un 80%.
Hay que tener en cuenta que los daños ocasionados no solo dependerán de la efectividad de los dispositivos de aislamiento sísmicos, sino también de las calidad y el diseño de la edificación, pues estos aisladores no pueden realizar todo el trabajo. Aunque el aislamiento sísmico no protege al 100% de los terremotos, su gran eficacia ha sido más que comprobada.
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